Arte de Domingo Cacho Mandrafina
Este blog pretende ser un homenaje al genial dibujante Domingo "Cacho" Mandrafina. Recopilación de toda su obra y datos curiosos.
sábado, 9 de enero de 2016
Un número especial para leer en la arena
domingo, 12 de octubre de 2014
Cacho en los 8 años de la nueva revista Fierro en Argentina
viernes, 27 de diciembre de 2013
Nuevita entrevista al maestro
Descarga de mi cuenta Google Drive:
https://drive.google.com/file/d/0B_JFd03Wwst5VzFVcERPaTZqZms/edit?usp=sharing
Link original:
http://blogs.pagina12.com.ar/revistafierro/files/2013/12/Entrevista-con-Mandrafina.pdf
martes, 1 de octubre de 2013
Mandrafina en Tecnópolis
"Siempre el humor fue de crítica a lo establecido, cuando lo establecido estaba representado por el gobierno, pero vivimos una nueva etapa que demuestra cómo se puede seguir siendo opositor o contestarario desde otro lugar", coincidieron los integrantes del equipo de ilustradores de Télam en una charla ofrecida en Tecnópolis.
Convocados bajo la consigna "El símbolo al poder: periodismo e ilustración", los ilustradores Lautaro Ortiz, Diego Parés, Lucas Nine, Domingo Mandrafina y Juan Soto debatieron sobre los desafíos que implica el ejercicio del humor en un medio que representa al Estado y destacaron la visibilidad alcanzada por un género antes replegado a publicaciones de menor alcance.
El espacio de producciones gráficas de Télam nació en diciembre de 2011 con el lanzamiento del suplemento "Historietas nacionales", que bajo la supervisión de Ortiz fusionó a jóvenes y veteranos humoristas gráficos con la idea de ofrecer una forma alternativa de editorialización paralela al servicio informativo tradicional.
"La agencia nacional ha tenido muchos cambios, el último de los cuales implica una nueva visión del periodismo que intenta convertirse en un nuevo periodismo, ya no solamente con los recursos de la pregunta, de la investigación o de la cobertura de la noticia sino con aquello que se escribe formula desde otro lugar, desde el lugar de la mirada, de la ilustración, del dibujo", abrió la charla el moderador, Cristian Alarcón.
"La idea era tomar a la historieta no como simple vehículo para la introducción a la lectura sino respetarla como arte. Buscamos mantener ese espíritu de las viejas revistas de historietas de la continuación semanal y a su vez quisimos que los trabajos reflejaran el momento político y social en el cual estamos, siempre de manera tangencial", explicó Ortiz.
"La idea era tomar a la historieta no como simple vehículo para la introducción a la lectura sino respetarla como arte",La impronta gráfica en el soporte digital de Télam incluye el mencionado suplemento "Historietas nacionales"- que ya va por el número 94-, la ilustración de columnas de opinión y la presentación del segmento "Efemérides", en el que se conmemora con recursos gráficos desde el nacimiento del humorista Diego Capusotto hasta la desaparición de Julio López.
Lautaro Ortiz
"La ilustración no solamente tiene una función decorativa sino que también tiene cosas para decir y las puede decir desde distintos ángulos o estéticas. En muchos casos, incluso, editorializa mucho más que la nota a la que acompaña", acotó Ortiz.
¿Hay algo de una condición peronista en la ilustración argentina", interpeló Alarcón y la respuesta no tardó en llegar de parte de Lucas Nine, que hasta entonces no había intervenido: "Me parece que a dibujantes como Ricardo Carpani se los vincula con el peronismo porque es el más icónico en ese sentido, pero en realidad viene de un mundo visual e iconográfico muy distinto, asociado a los muralistas mexicanos", aportó.
"Donde sí hay una pata que resiste algún tipo de vinculación ideológica es en una cierta vocación particular por la desmesura, el contraste violento de proporciones, trazos y estéticas -precisó-. Calé en ese sentido es un buen ejemplo, en cuyos dibujos se percibe una dimensión visual del peronismo".
"El peronismo es siempre un cruce de tensiones y en la ilustración ocurre algo parecido: hay un cruce de líneas que van y vienen. En la vocación desmesurada de los trabajos de mi viejo, Carlos Nine yo veo ciertos rasgos peronistas. Hay allí una lectura ideológica acerca de cómo dibujar algo, una vocación bien entendida de romper un poco las pelotas, de mezclar lo que no se debe mezclar", analizó.
Nine trazó una analogía entre la impronta rupturista de su padre y el surgimiento del movimiento peronista: "En esa intención suya de combinar elementos de la plástica con la gráfica que son dos mundos que en las ortodoxias respectivas no se deben mezclar, en esa vocación de sacar los pies del plato hay algo que se puede relacionar con lo que hizo el peronismo a nivel histórico cuando decidió romper con el modelo de democracia oligárquica respaldada por golpes de estado", opinó.
"Mi trabajo viene más de la gráfica más que de la plástica. Paralelo a eso, siempre seguí trabajando como diseñador -relató Soto-. El laburo como ilustrador consiste en armar una idea que contenga un chiste a partir de una noticia. Suelo recibir la noticia a la tarde y me voy a dormir con una idea armada en la cabeza, que resuelvo gráficamente cuando me levanto".
Más tarde fue el turno de Parés, autor de las tiras "Hay polémica y "Apocalipsis TV", quien hizo foco en el delicado equilibrio de hacer reír sin perder de vista los condicionamientos de un medio articulado con la agenda social del Estado: "No es fácil hacer humor político en Télam", apuntó.
"Estamos laburando desde el Estado haciendo humor, que por definición se burla de la gente y jode con los temas dramáticos o complicados. Siempre estás en un borde muy fino, donde si te pasás estás poniendo en este caso a Télam en un lugar de falta de respeto que no corresponde y si no te pasás, no causa gracia", explicó Parés.
"Desde 1955 en adelante, todo lo que uno recuerda como humor político es opositor: a Illia, a los milicos con la revista Humor... siempre el humor fue de crítica a lo establecido, cuando lo establecido estaba representado por el gobierno -analizó-. En esta nueva etapa se demuestra que el humor puede seguir siendo opositor, contestatario o quilombero desde otro lugar".
El último en ser presentado es paradójicamente uno de los emblemas del humor gráfico en la Argentina: Domingo "Cacho" Mandrafina, autor de obras como "Cosecha verde" , "Savarese" y "El condenado", esta última con guión de Guillermo Saccomanno, con quien hoy publican en Télam la tira "Leo".
"Hay en `Leo` un peronismo diría elegante, que viene del policial. Hay una marca fuerte que prevalece y que en este caso tiene que ver con el tiempo, con la memoria y con el recuperar", presentó Alarcón.
"Armamos una historia que tiene que ver con el tiempo y con una relación directa de la aventura con la historieta dentro de la aventura. Hay una hipotética búsqueda que tiene que ver con el bombardeo de la Plaza de Mayo en el 55. El punto de partida de esa búsqueda nos lleva a visitar la historia argentina y lo que vemos como sus contradicciones", apuntó Mandrafina.
viernes, 23 de noviembre de 2012
Morgan - De Wood y el maestro Mandrafina
Presentaron el primer episodio en diciembre de 1985, en el Anuario #9 de la revista Nippur Magnum, y en esa revista salieron casi todos los episodios hasta el final, aparecido a mediados de 1989.
NUEVA YORK, AÑO 2043 a 2044: Morgan, el incorruptible Jefe de la Policía de su ciudad, es recluido en una prisión de máxima seguridad por considerárselo responsable de la muerte de centenares de personas en medio de la persecución de una banda de cibernéticos locos que, exaltadísimos, hicieron estallar un generador atómico.
Confinado en la Celda Negra - pequeño calabozo sin ventanas ni luz eléctrica en el cual los presos suelen fallecer o perder la razón en pocos días-, Morgan comienza a ser conocido como 776.919 [Seguir leyendo en Robin Wood].
Idioma: Español.
Editorial: Columba - Revista Nippur Magnum
Guion: Robin Wood
Dibujo: Domingo Mandrafina
Escaneadores: J.C.Massa, GPreci (CRG)
Archivos: 41
Formato: CBR.
Tamaño: 238 Mb
Títulos:
- 01 - 776.919
- 02 - Ira
- 03 - Historia De Diamante
- 04 - Asesinato
- 05 - Día De La Madre
- 06 - Búsqueda
- 07 - Venganza Por El Recuerdo De Una Muchacha Muerta
- 08 - El Palacio De La Muerte
- 09 - Un Día De Sol
- 10 - El Sueño Realizado
- 11 - Los Muertos
- 12 - La Isla De La Lepra
- 13 - Texas
- 14 - Laramie
- 15 - Los Hermosos Y Fatales Sueños
- 16 - El Fabricante De Muñecos
- 17 - Una Operación De Limpieza
- 18 - San Jorge Y El Dragón
- 19 - El Club De La Mala Suerte
- 20 - El Niño Prodigio
- 21 - Operación Casamiento
- 22 - El País De Nunca-Jamás
- 23 - El Mago
- 24 - Aventura Con Texas
- 25 - El Hombre Mágico
- 26 - El Extraño Caso Holzecker
- 27 - Vampiros
- 28 - La Hermosa Locura
- 29 - El Casamiento Del Guerrero Americano
- 30 - Buscando A Deborah Mannon
- 31 - Querida Texas
- 32 - Un Juego De Traiciones
- 33 - Día De Cacería
- 34 - Cuidando A Texas
- 35 - El Sorprendente Elmer
- 36 - Un Favor Para Paterson
- 37 - Frankenstein
- 38 - El Campeón
- 39 - El Reloj De Las Horas Acabadas
- 40 - La Terrible Programación
- 41 - Lo No Escrito
sábado, 17 de noviembre de 2012
El Condenado de Saccomanno y Mandrafina
Marcel Clouzot es El Condenado. Evadido de Cayena (la prisión francesa de ultramar), y más tarde borrachín, estibador, marino, chofer, guardaespaldas y matón… Su historia es la historia en primera persona de un hombre solitario que escribe y nos cuenta así sus recuerdos, desventuras, amores, aciertos y fracasos, mientras regentea su bar, el Sweet Sodome, en compañía de un pianista y un ayudante… [más historietas argentinas].
Publicada entre marzo de 1978 y febrero de 1985, con guiones de Guillermo Saccomano y dibujos de Domingo "Cacho" Mandrafina, en la revista Skorpio.
Domingo “Cacho” Mandrafina, vecino de Padua, nació en la ciudad de Buenos Aires en 1945. Su trabajo como dibujante de historietas se inicia en 1969, en la etapa final de Patoruzito. Muy poco después, trabaja para editoriales norteamericanas y se desempeña como ayudante de Ángel Fernández. En 1972, luego de haber integrado el equipo que realizara la serie Samos para la revista infantil Billiken, se incorpora a la Editorial Columba, ilustrando adaptaciones de filmes para Intervalo y D'Artagnan. Mientras tanto, colabora en la efímera Top con varios trabajos, hasta vincularse en 1974 a Ediciones Record, donde, a partir de guiones de autores italianos, dibuja numerosas series, entre las que se destaca Lady Shadow, y más tarde comienza, con Guillermo Saccomanno, El Condenado, que es su primera creación de relevancia. Simultáneamente inicia para la Editorial Columba otro personaje de sostenida repercusión: el policialSavarese, con guiones de Robin Wood.
Actualmente, junto a Guillermo Saccomanno está dibujando una segunda época de El Condenado.
Idioma: Español.
Editorial: Skorpio
Guion: Guillermo Saccomano
Dibujo: Domingo Mandrafina
Tradumaquetadores: Apuleyo Juan, Bladescans (CRG-Woodiana)
Archivos: 56
Formato: CBR.
Tamaño: 354
Tomos:
- La Antesala Del Infierno
- La Fuga
- Los Primeros Pasos
- El Jibaro Frances
- La Muchacha Del Ron
- La Isla Maldita
- Tesoro Sin Dueno
- Mi Amigo Tartarin
- La Fortuna Huye Otra Vez
- Una Leccion Peligrosa
- Un Pianista Para El Sweet Sodome
- Mi Sucia Piedad
- Adios Sweet Sodome
- Las Hijas De La Venganza
- El Amor De Bolero
- La Perla De Marlow
- En Honor De Occidente
- Pasajera De La Muerte
- Aquella Mujer
- A La Busqueda Del Paraiso Perdido
- Las Oportunidades Y El Ron
- Adios, Griffith
- Adios Tartarin
- Herencia De Odio
- El Sueno De Finnegan
- Jim
- Loreen Brierly
- Los Diamantes De Eliot
- La Lluvia
- El Sol
- La Noche
- Jim Se Enamora
- Despues
- El Rico Y Poderoso John Tac
- Aprendizaje
- La Mala Suerte Y Las Batallas Imposibles
- Solo
- Los Pasos Perdidos
- El Largo Camino
- El Viejo Nudo
- Una Pala Y La Tristeza
- Oscuridad Y Olvido
- Las Islas Y Los Hombres
- El Fuego Y La Memoria
- El Tiempo Recobrado
- La Poesia Y La Alcantarilla
- Por La Amistad
- El Suicida
- La Ayuda
- El Joven Griffith (1)
- El Joven Griffith (2)
- El Joven Griffith (3)
- El Joven Griffith (4)
- El Precio Del Trabajo
- Lo Bebido, Lo Vivido
- El Canciller
martes, 20 de diciembre de 2011
Mandrafina: “En la historieta la narración es fundamental” (Planeta DeAgostini. 2008)
SÁBADO 17 DE DICIEMBRE DE 2011
Entrevista a Domingo “Cacho” Mandrafina: “En la historieta la narración es fundamental” (Planeta DeAgostini. 2008)
Transcribimos la entrevista realizada al maestro “Cacho” Mandrafina por Daniel Ferullo, publicada en el cuarto tomo de “Spaghettti Bros” (Planeta DeAgostini. 2008) compartiéndola, de esta manera, con todos los seguidores de “El lector de historietas”. (Gabriel Zárate)
¿Cómo ingresa al mundo de la historieta?
¿Y como dibujante?
¿Tuvo alguna formación como dibujante?
¿Cuáles fueron sus primeros trabajos?
¿Y su primer personaje?
Luego, en el 78, llegaría Savarese con guiones de Robín Wood, personaje que los consagra y lo da a conocer popularmente primero en Argentina y luego en Italia.
En esa época ya se puede hablar de “un estilo Mandrafina”.
En eso influye mucho Robín (Wood), que posee una gran fluidez en el relato, lo cual permite trabajar muy rápido. Personalmente no soy de darle mucha importancia a los pedidos específicos de los guionistas. Me gusta dar una visión diferente. Armo como un contrapunto entre la sugerencia del guionista y lo que yo quiero ver de la historia. Pero las historias de Robín se cuentan solas. Era extraordinario como –aunque yo no hacia el enfoque que pedía el guión– la historia, los diálogos, la manera de pasar de una escena a otra y los personajes, todo hacia que fuera muy sencillo contarlas.
Usted que ha trabajado con los mejores guionistas como Wood, Trillo, Saccomanno ¿tiene alguna preferencia por alguno de ellos?
Con él realiza Cosecha Verde uno de sus trabajos más aplaudidos
¿Tiene algún método de trabajo?
¿Y en cuanto a la forma de narrar?
Hablemos un poco de Spaghettti Bros.
¿Cuales la mayor dificultad que se le presenta al encarar un nuevo trabajo?
¿Qué opina del comic de superhéroes?
¿Qué otros dibujantes le gustan o influenciaron en su trabajo?
Ya que hablamos de gustos ¿Cuál es el género en el que se siente más cómodo al dibujar?
jueves, 8 de diciembre de 2011
“Marcel Clouzot, el Condenado” de Guillermo Saccomanno y Domingo Mandrafina
Con guión de Guillermo Saccomanno y dibujos deDomingo "Cacho" Mandrafina, “El Condenado” se publicó originalmente en Skorpio de Ediciones Recordentre 1978 y 1985, posteriormente continuó realizándose para Francia. En el inicio de la segunda etapa de Fierrose recuperaron parcialmente algunos capítulos inéditos en español de la saga. “El Condenado” marcó junto a“Savarese”, el inicio de la brillante consagración como dibujante de "Cacho" Mandrafina, hoy con cuarenta años cumplidos de profesión.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Mandrafina Responde
Agradecemos a la Revista Fierro por haber acercado muchas preguntas para que el maestro las respondiera.
Simplemente el enlace al documento:
http://blogs.pagina12.com.ar/revistafierro/files/2011/11/finalmandrafina1s.pdf
Sitio original en la Revista Fierro
http://blogs.pagina12.com.ar/revistafierro/2011/11/15/mandrafina-responde-a-los-lectores/
jueves, 20 de octubre de 2011
CACHO MANDRAFINA: CUATRO DECADAS DE HISTORIETA
ENTREVISTAS > CACHO MANDRAFINA: CUATRO DECADAS DE HISTORIETA
El rostro de la aventura
Discípulo directo de Alberto Breccia, dibujante de guionistas como Trillo y Saccomanno, hacedor de personajes como Savarese y El Condenado, Domingo “Cacho” Mandrafina lleva más de cuatro décadas viviendo de un oficio que desde el primer día creyó que se iba a extinguir. Ahora que la revista Fierro en su número aniversario acaba de editar completo su último trabajo junto a Carlos Trillo, Mandrafina recorre su carrera, que permite reconstruir la larga evolución de ese fin que, por suerte, nunca llega.
Por Martin Perez
El clima, la narración y la interpretación del guión. Esas tres cosas son las que decide el dibujante en una historieta. Porque la historia, por supuesto, es del guionista. Los diálogos, también. Pero el director de esa historia –de esa historieta– es el que la planta sobre el papel. Y es, por lo tanto, el que decide cómo hay que contarla. Si hay que acortar o alargar una secuencia, o si hace falta agregar o sacar un cuadrito. Todo, por supuesto, al servicio del relato. Porque, si bien un guión de historieta nunca debe ser como un guión de cine, el director de la película es, sin dudas, el dibujante. Y uno de los mejores directores-de-historieta que hay en ese semillero del género que es la Argentina, Domingo “Cacho” Mandrafina, es quien explica de esta manera, y mejor que nadie, lo más importante de un oficio del que vive desde hace ya más de cuatro décadas. Aunque asegura que no le interesa la docencia, el coautor de personajes míticos como Savarese o El Condenado asegura que dibujar, dibujamos todos. Al menos en nuestra infancia. Y un dibujante profesional, se podría decir, es simplemente alguien que lo sigue haciendo cuando los demás dejan de hacerlo. Para Mandrafina, según confiesa, dibujar siempre fue algo natural. Lo que tuvo que aprender es a contar. Y el que le enseñó cómo hacerlo fue nada menos que el mítico Alberto Breccia, que aunque supo ser su profesor durante un lapso bastante breve, fue quien le devolvió la pasión por la historieta como para dejar de lado su trabajo en un estudio contable, y soñar con convertirse en un profesional. “La frase de que un dibujante es como un director de cine, es cien por ciento suya: directamente del maestro al discípulo”, asegura con una sonrisa un historietista que casi se podría decir que nació siendo un clásico, con sus claroscuros, sus climas y los rasgos de sus personajes. Y que, después de cuarenta años en los que ha trabajado con los guionistas más importantes de Oesterheld para acá y en todas las revistas que fueron sinónimo del medio, lo sigue siendo. Un clásico que piensa siempre antes en lo que está contando que en lucirse con el dibujo, y en el lector y la historia antes que en cómo sale en la foto. Algo que demuestra magistralmente en La guerre des magiciens, la saga que actualmente está realizando para Francia con guión de Carlos Trillo y Roberto Dal Pra’, cuyo primer y hasta ahora único tomo, titulado Berlín para su publicación por la editorial francesa Delcourt, acaba de ser publicado en la revista Fierro bajo el nombre de “El tiempo del mal”. “Por suerte Carlos alcanzó a ver publicado el primer tomo en Francia”, asegura Mandrafina con una sonrisa, recordando con cariño al amigo de más de tres décadas, recientemente fallecido. Pero refiriéndose en realidad a su legendaria lentitud a la hora de terminar con sus trabajos, algo que también lo ha acompañado durante toda una vida de dibujante clásico, un historietista esencial dentro de la historia del género en estas tierras que parecen, de manera inverosímil e inexplicable, según se sorprende aún hoy el generalmente pesimista Cacho, seguir necesitando historietas.
LA CAMISA Y LA CAMISETA
Cuando habla de Alberto Breccia, a Mandrafina se le iluminan los ojos. “Para mí, era un tipo extraordinario”, asegura Cacho, que reconoce que era duro, e incluso podía llegar a ser demasiado cáustico como docente. “Pero su capacidad para transmitir conocimientos era notable”. Hasta que lo conoció, Mandrafina pensaba que los tiempos de la historieta se habían acabado. Algo lógico para un joven que había crecido expuesto a la edad de oro del género como lector. Criado en pleno centro de la Capital, en Carlos Pellegrini y Arenales, en una manzana que ya no existe porque se fue demolida para hacer lugar a la 9 de Julio, Cacho recuerda que, aunque su padre no terminó la primaria, leía todo lo que caía en sus manos. Y le enseñó a hacerlo, a los 3 o 4 años, leyéndole “Chapaleo”, la historieta de Eduardo Ferro que salía en La Razón. Así fue como creció siendo un fanático del papel impreso, y de la historieta, recordando con cariño incluso revistas como El Tony Semanal y El Gorrión. No es casualidad que para él, aún hoy, la historieta se tiene que leer como se leía entonces, como se leyó siempre por estos pagos: en revistas que compilen historias y dibujantes diversos. “En vez de hacer como muchos de mis amigos, que era lo primero que leían, siempre guardaba mi preferida para el final”, asegura Cacho, que cuenta que no sabía nada de firmas, pero que nada casualmente sus preferidas eran las ese gran renovador de la historieta que fue el norteamericano Milton Caniff, y su discípulo Harold Robbins. Y que la gran historieta de la época, sin dudas, fue el “Sargento Kirk”, dibujada por el mejor discípulo de Caniff más allá de las fronteras de los Estados Unidos: el italiano Hugo Pratt, en ese entonces afincado en Buenos Aires. “No teníamos ni idea, pero algo debíamos saber, para elegir entre las historietas del oeste justo a la que se hacía acá”, dice al referirse a la historieta que comenzó publicándose en Misterix, y luego en Frontera, con guión de Oesterheld. Cuando se le pregunta qué quería ser entonces, de chico, Mandrafina asegura que ya desde entonces quería ser dibujante de historietas. Pero que terminó abandonando su lectura cuando fue creciendo, y buscando otros destinos en la vida. Pasó a leer policiales, recuerda, y empezó sus estudios. “Seguía dibujando en los apuntes, pero no pasaba de garabatos como los que uno puede hacer en un papel cuando habla por teléfono”, señala. Cuando decidió dejar de engañarse y volver al dibujo, al cumplir veinte años, pensó que la historieta estaba acabada. Y no le faltaba razón: la época de oro había terminado, y aún no había comenzado su rescate. “Por entonces se buscaba rebautizarla”, recuerda Mandrafina. “Breccia decía que así como estaba la camisa y la camiseta, estaba la historia y la historieta. Que con el propio nombre se la minimizaba. Por eso en aquel entonces era que empezaban a decirle cosas como Literatura Dibujada”. Aun sin dejarse tentar por semejantes revisionismos –“siempre me gustó decirle historieta”, confiesa con una sonrisa–, fue conocer a Breccia y que el género de su infancia le volviese al cuerpo. Por entonces, el maestro estaba mudando de piel, dejando atrás su época clásica y empezando a experimentar con collages, una mutación cuya bisagra fue las apenas tres magistrales páginas de Richard Long, que realizó con Oesterheld. “Siempre decía que era un guión más largo, y que él lo había resumido”, revela Mandrafina. Y agrega, revelando sus gustos clásicos, y su carácter de orgulloso alumno de Breccia, sí, pero de este lado de los experimentos: “Me encanta, pero para mí gusto se pasó, y le quedó apenas un resumen”.
LOS ARCOS DE LA VIDA
Al recorrer las más de cuatro décadas de Mandrafina dentro del género, es posible resumir la historia de la historieta local luego de la época de oro. Porque sus primeros trabajos fueron para Patoruzito, donde dibujó cosas menores como el gol número 1000 de Pelé, pero su primer logro fue empezar a colaborar con Columba, la editorial que encarnaba la industria local del género, bajo la guía del director editorial Antonio Presa. “Nuestro lector compra la revista en Once y le tiene que durar hasta Moreno”, recuerda Mandrafina que resumía Presa a sus productos. Por entonces, a comienzos de los ‘70, Columba era la editorial del establishment, y para no arriesgarse a tener que dibujar historias con las que no se sintiese de acuerdo, Mandrafina arrancó trabajando para Intervalo, la revista de la editorial orientada hacia el público femenino. “Presas me dio mi primera lección, el día que rechazó mis primeras muestras”, recuerda Mandrafina. “Yo era fanático de Del Castillo, el preciosista dibujante de “Randall”, y él me dijo que dibujando así me iba a morir de hambre, porque no iba a terminar nunca las páginas.” Con el trabajo en el estudio contable abandonado para trabajar junto a Lito Fernández, uno de los dibujantes del momento, Mandrafina comenzó a conocer ese mundo. “En Columba se pagaba religiosamente el cuarto martes de cada mes”, recuerda. “Así que durante ese fin de semana no te podías encontrar con nadie: estábamos todos encerrados tratando de terminar como sea todas las páginas posibles, para cobrar unos mangos más.” Ascender en Columba significaba pasar al color: “A nadie le gustaba, porque era un color horrible. Pero se cobraba casi el doble”. Y la cumbre era la serie, algo que logró con la inolvidable “Savarese”, con guiones de Robin Wood, la estrella de la editorial. “Desde el comienzo supimos que íbamos a recorrer todo el arco de vida de un personaje, desde la juventud hasta la adultez, así que como modelo tomé a un dibujante al que veía todos los días, Rubén Marchione”, revela. Ante el peso de la tradición que imperaba en Columba, la aparición de la editorial Record y su revista Skorpio significaron un alivio para el mundo de los dibujantes. Para ellos, Mandrafina haría su otra serie inmortal, “El Condenado”, junto a Guillermo Saccomanno. “Si para Savarese, Wood se inspiró en El Padrino, acá la inspiración fue Papillón”, confiesa Mandrafina, que junto a Saccomanno está tratando de revivir un personaje que nunca dejaron de hacer durante mucho tiempo. A pesar del trato más familiar, tanto Columba como Record mantenían costumbres que hoy serían impensables, como retener los originales de los autores, quienes perdían todo derecho sobre los mismos. Por eso es que Mandrafina no tiene ni un dibujo de aquellas primeras épocas. “Lo único que tengo es el original de una página de ‘Savarese’, doblado al medio”, cuenta. “Me lo trajo de regalo el negro Gustavo Trigo al volver de un viaje a Europa. Lo debe haber descubierto en algún lado, lo dobló y lo rescató”, explica Cacho, que dejó de dibujarlo cuando cerró Columba, luego de la hiperinflación de fines de los ‘80. “Igual ya se había medio agotado la historia, porque el arco temporal del personaje se había completado”, aclara, y revela que sigue en contacto con Wood, ya que cada tanto negocian una reedición. “Lo volvería a dibujar, ¿por qué no? Pero esos contactos son cada vez más esporádicos.”
EL MUNDO SIN COLUMBA
Si en la historieta son los personajes los que aseguran la inmortalidad de un autor, la vitalidad suele estar en otro lado. Y más durante los ‘80, una época en que empezó a inventarse el concepto de comic de autor. Así que si Mandrafina tal vez se haya asegurado un lugar en la historia por sus personajes, como Savarese o El Condenado, su momento más vital fue cuando se juntó con Carlos Trillo, y empezaron a publicar las obras de su propia época de oro, que nada casualmente vieron la luz en una nueva editorial, a tono con esos nuevos aires, De La Urraca. “Las propias revistas te alentaban a intentar otras cosas, porque eran diferentes”, explica Mandrafina, refiriéndose a revistas como SuperHumor, conceptualmente diferentes a Skorpio o El Tony. Junto a Trillo, Mandrafina asegura haber descubierto una veta nueva, cercana a la ironía. Aquellas metahistorietas comenzaron de manera admirable, con la serie muda, cuyo puntapié inicial fue un guión sobre un mago, que Trillo en realidad escribió originalmente para Killian. “Cuando me lo mostró, recuerdo haber pensado: qué bueno que no tengo que dibujarlo yo. ¡Porque iba a dar mucho trabajo!”. La comedia kafkiana de aquellos guiones irremediablemente remitían al lector al estado de las cosas: fin de la dictadura, cosas que no se podían decir pero estaban empezando a decirse. “Pero nunca fue algo explícito”, asegura Mandrafina. “Nunca nos sentamos a decir: hablemos ahora de la censura. O de los desaparecidos. Claro que lo que sucedía a nuestro alrededor terminaba apareciendo. Incluso nosotros lo terminábamos viendo en lo que hacíamos. Nos dábamos cuenta, no éramos ingenuos. Pero no eran cosas que poníamos ahí a conciencia”. Si Columba vivió con el mercado interno, y Record nació vendiendo las historietas a Europa, cuando la hiperinflación barrió con todas las editoriales locales, los dibujantes y guionistas más conocidos siguieron trabajando, pero directamente con las editoriales europeas. Y ese cambio es el que, para Mandrafina, explica que la calidad, libertad y ambición hasta entonces siempre ascendente de sus trabajos –de “Savarese” a “El Condenado”, y de ahí a sus trabajos con Trillo haya encontrado una meseta. “Cuando dejamos de trabajar para acá, algo se perdió”, calcula. “Recuerdo la sensación que me producía cuando me iba en tren a mi casa en Padua, y al lado mío alguien leía una historieta que yo había dibujado un mes atrás. Y eso fue algo que no sentí más”. Convencido de que para que haya historieta tiene que haber editoriales, un Mandrafina que confiesa que ya no lee historieta asegura que por las nuevas generaciones de dibujantes locales, que siguieron el oficio casi a la intemperie, sin editoriales grandes dándoles trabajo y autoeditándose si era necesario, sólo tiene admiración. “Siempre digo que el mundo estuvo más tiempo sin historietas que con ellas, así que debemos ir acostumbrándonos a que algún día ya no estarán más. Pero al mismo tiempo me sorprendo cuando no deja de acercarse gente con ganas de mostrarte sus dibujos. Hay que aceptarlo, éste es un arte popular. Y mientras exista esa necesidad, mientras haya gente con ganas de dibujarlo y ganas de leerlo, no va a desaparecer”.