viernes, 12 de diciembre de 2008

Entrevista a Angel "Lito" Fernández

Siguiendo con Lito Fernandez, un dibujante que inspiró al genial "Mandra" (como él mismo llama a Mandrafina), pongo esta entrevista que le hizo la gente de Los Bigotes de Dalí.

Entrevista a Angel "Lito" Fernández - (Primera Parte)

Por Fernando Bogado

Entre mates mentolados, al lado de un tablero de dibujo, rodeado de posters e ilustraciones de diversos dibujantes del mundillo comiquero, Angel “Lito” Fernández prestó no sólo su mágico lápiz, sino también su voz a un grabador robado furtivamente a la prima de Fernando Bogado. ¿Podrá el joven entrevistador sobrevivir a la leyenda?




 
A ver: El Palomar es un barrio complicado. La disposición de las calles combate en dificultad con la del ya-utilizado-como-nombre-de-historieta Parque Chas… Las calles están dispuestas de forma circular, y no nos sorprende encontrarnos muchas veces pasando por el mismo lugar una, dos, infinitas veces. Sin embargo, esa tarde con tímidos avances calenturientos del brand new mes de Noviembre la casualidad aparecería por primera vez al toparnos con la calle Libertad, yendo perdidos a la nada misma que opera como centro del antiguo hogar de las aves que, celosas, le han prestado su nombre al hogar de antiguos aviadores. Las próximas apariciones del término se darían no en mi voz (ni siquiera la interior, que muchas veces me sorprende en las ocupaciones más variopintas); sino en la del mismísimo Angel “Lito” Fernández: para los inhumanos, ausentes de niñez constitutiva, dibujante de los mundos más maravillosos que hacen de esta, nuestra ínfima existencia terrena, un lugar más habitable, más cómodo –o robándole las palabras a Lito, más alegre.

 

“ME CUESTA UN HUEVO DIBUJAR” (O MOEBIUS EN CÓRDOBA)

Lito Fernandez- Ahí hay un Moebius.

Entrevistador (Fernando Bogado)- ¿Moebius original? 

LT- Sí. Escribió medio mal mi nombre pero lo hizo. 

E- ¡Qué grosso!

LT- Y bueno, no tenía quien lo lleve allá en la convención y lo llevaba de aquí para allá, como maleta de loco, viste. 

E- Esta bien, ¿Donde lo vio a Moebius?

LT- En Córdoba

E- ¿En Córdoba? Qué grosso. 

LT- Estaban él, Joe Kubert, el tano Pratt antes de que se muriese… Fue una de las mejores bienales -convenciones en realidad… José Luis Salinas, José María Pereira, Quino, Breccia, todos: Lucho Oliveira, Villagrán, todos; una pléyade, Altuna, antes de que se vaya Juan Jiménez. Hace veinte años o más. 

E- A ver, espere, si no me equivoco con las fechas, debe ser finales de los ´70. 

LT- Si, de los ´70 para acá. Muy buen tipo Moebius: habla castellano, porque él estuvo en Méjico. 

E- Hace poco estaba viendo una de las fotos de Moebius y Jodorowsky en la época que estaban haciendo la versión de Dune. 

LT- A mi me gusta más como persona, como dibujante… Lo que hace más como Giraud.

E- Blueberry

LT- Si, Blueberry: muy buen ilustrador. Me encanta lo que dice: que le cuesta un huevo dibujar, hay tipos que no lo dicen, hace como si no les costara. Es un tipo con huevos. 

Lito ofrece café, té o mate. Yo le digo que lo estoy grabando… Me pregunta como ando. 

 

NETO Y NATO

E- Revisando tus trabajos y tu trayectoria en el que-hacer de dibujante, y bueno: algunas veces uno no lee (quizás como un vicio de la lectura de historietas nacionales) los créditos de las historietas que estaban en las revistas que sacaba Columba, y bueno, yo me di cuenta que hay un montón de historietas tuyas que leí y que no sabía que eran de tu autoría, por ejemplo: Martin Hel, Dennis Martin. Bah, vayamos a las preguntas un poco frecuentes: ¿Cómo descubriste la historieta como género? ¿Cuándo te diste cuenta de que era “la posta”?

LT- Mira vos, nadie me hizo esa pregunta, ante todo. Y es una cosa muy curiosa en mi vida profesional, porque mi intención era seguir ilustración publicitaria, que no tiene nada que ver con la historieta, y de pronto, estaba ahí en la Panamericana en Florida, un edificio hermoso, y muy adecuado para tal evento, para la enseñanza. Abro la puerta (llegue medio tarde, 5 minutos tarde, ya estaba todo empezado) y me encuentro cara a cara con Breccia. Me dice: “¿Qué te pasa?”; “Buenas tardes”, le digo, “no; estoy buscando…” y me quedé -era nuevo, viste, novatón: 17 años, una cosa así. “Bueno”, me dice, “pasá, pasá y sentate”. Pasé unas gradas, será que uno tiene que arrancar de acá, que se yo, supongo que mi vida, en ese sentido, viste. Honestamente, tenía muy poca idea de la historieta, me gustaba porque la leía. Soy lector de historieta desde que aprendí a leer. Fijate que estoy haciendo una historia en este momento de un personaje que yo lo leía cuando tenía 7 u 8 años: Tex, un personaje que lo saca Bonelli en Italia, Milán. Sigue saliendo: en aquel momento salía en Rayo Rojo y ahora se cumplen 60 años de que sigue saliendo, de su aparición. Yo creo que el que regentea la editorial debe ser hijo, nieto, no sé, desconozco el grado de parentesco. Volviendo a tu pregunta, tenía muy pocas referencias de la gente que me rodeaba, como era muy pibe, yo lo único que quería era dibujar. Y bueno, ahí te digo que empecé a dibujar. Hice el curso con Borisoff: el básico, anatomía, perspectiva, pequeñas cosas de eso. Y enseguida quería ver la especialización. “Bueno, ya podés elegir”: y gracias a Dios, me encontré con Alberto Breccia, pero doy muchas gracias a Dios, porque me encontré con una gran persona. Y me descubrí como un historietista: como me dijo Alberto, “vos sos un historietista neto y nato”. Neto porque hacés historietas. Nato porque te sale de adentro como si hubieses hecho historieta durante toda la vida.

E- Muy revelador. 

LF- Claro, aparte porque yo intentaba hacer otras cosas: ilustración infantil, buscaba formas y trataba de aplicar esas formas a la historieta común, de todos los días. En ese sentido, lamentablemente, circunstancias de la vida me han llevado a tomar ciertas decisiones lapidarias o drásticas. Lapidarias por el sentido de que, tener que decir “bueno, o hago historietas en serio o me pongo a hacer otras cosas, no puedo andar diversificando los tiempos”, pase situaciones familiares de muy pibe que incidieron en mi vida profesional, hasta bien entrada la adultez. Así que, te digo, fue una tabla de salvación, toda esa serie de vicisitudes, familiares, amorosas, sentimentales: el tablero fue mi tabla de salvación. De un modo u otro me aferre a lo que de manera incipiente sabía hacer, y bueno: esa fue, digamos, sobre algo muy fulero o cosas fuleras que me fueron pasando, bueno, sobre eso fui construyendo mi vida profesional. 

E- Carlos Gomez, en una entrevista (www.comicscode.net), confiesa que vos fuiste una de las personas que le enseño la profesionalización de la tarea del dibujante, el rigor, la constancia. Es como romper la figura del dibujante que se inspira momentáneamente y hace su obra en muy pocos días, en una suerte de gesto light. “Me cuesta dibujar” es eso, es reconocer que el dibujo es un trabajo más, y eso rompe un poco la figura ideal que traen los estudiantes que entran a la escuela con la esperanza de ser algún día dibujantes profesionales.

LT- Una artesanía. A decir de Robin, en una entrevista común que nos hicieron, para él es un arte. Yo te digo que no estoy muy seguro de eso, yo diría que es una artesanía, a lo sumo uno puede hacer una muy buena artesanía. Y aquel que intenta hacer arte dentro de la historieta… Bueno, yo creo que el único que intentó hacer, ir más allá siempre, un paso más allá, sin duda esa fue Alberto. El viejo siempre intentó hacer algo más, yo creo que es el único artista por lo menos por mí reconocido. Qué se yo: en USA, yo tengo un guión ahí de Chuck Dixon, bueno dice “artist” (título que en las historietas norteamericanas se le suele poner al dibujante, FB), hay una broma ahí con el nombre, y bueno, eso te puede llevar a caer en un engaño, y yo no creo, yo en primer lugar no me engaño, gracias a Dios yo no me enceguezco con las cosas que me dicen: cada uno será lo que se cree o se cree lo que le dicen. Por eso no soy más humilde ni más soberbio, andaré por ahí, mitad y mitad. Pero por lo menos esa es mi verdad. 

 

“CHUCK; ME LITO” (O MERCADO INTERNACIONAL)

E- Che, de Chuck Dixon, ¿qué estás haciendo?

LT- Airboy

E- ¿Cómo es trabajar con un guionista a la distancia?

LT- Mira, para mí es muy sencillo, Chuck es un tipo que quiso ser dibujante, o sea que inclusive creo que hizo algo, dibujó algo, entonces tiene muy claro que es lo que va a hacer y que quiere del dibujante con el que va a trabajar. Yo lo conocí acá, en el estudio de Villagrán, y yo en mi inglés digamos indiano: “Chuck, me, Lito; gusta, like Milton Canniff”, ahí me pone: “bueno, esto lo vamos a hacer en el estilo de Milton Canniff, como vos quieras, hacé lo que se te cante”, no hay ningún problema ni nada, es un tipo macanudo, ya te digo que yo lo ví una vez hace varios años atrás, en un momento dado me mando una cantidad creo que de seis o siete personajes para que elija lo que quería hacer. Yo lamenté muchísimo, después me dijeron que esa relación se cortara porque no era directa, sino a través de terceros que me dijeron que la tuviera que cortar (no sé que paso ahí, me dijeron que hubo un accidente, no sé). Pero mirá, las cosas con el tiempo se van sabiendo, a pesar de que no tenemos contácto… Él no sabe castellano y yo no sé inglés, el se encontró con otros colegas y les preguntaba por mí, y esos colegas me avisaron meses después. “Pero, ¿por qué no me avisaste antes?, yo tengo ganas de hacer cosas con él”, y bueno, esas cosas. Hay como un velo entre él y yo casi invisible que es el idiomático, el cual me impide mantener una relación fluída, y nuestros contactos son casi casuales. Ahora tenemos un contacto un poquito más directo, una amiga de una de mis hijas que más o menos entiende inglés, yo mando mensajes cortos lo más claro y preciso posible, el me interpreta, trata de facilitarme cosas… Creo tener la posibilidad abierta de realizar más laburos de lo que a mi me gustan: a mi me gusta la escuela norteamericana.  

E- Claro, cuando dijiste Joe Kubert note una clara preferencia por cierto tipo de trabajo.

LT- Claro, Joe Kubert lo conocí acá con su señora, tenía los pibitos chicos, ahora son dos tipos bastante profesionales… 

E- Si: yo me habré leído la vida de los Kubert; Adam Kubert en Wolverine, Andy Kubert en X-Men: bueno, Andy me parece el más cercano a su padre, mantiene las formas un poco más rígidas, mientras que Adam tiende más a la plasticidad.

LT- Bueno, claro. Con Kubert después tuvimos un libro de Catwoman con él también, con Kubert. Una con Catwoman sobre un sueño, en el cual estaba Churchill, y me pareció macanudo… Y después hice también con Barreto parte de un libro de Batman con guión de Chuck, también, pero ahí yo hice el lápiz. Todo ese tipo de cosas me encantan. Ahora estoy haciendo una de cowboys que la hago más por nostalgia que por otra cosa: me mueve mucho la nostalgia, como si le debiera algo a ese personaje que alimentó tanto mi fantasía.

Entrevista a Angel "Lito" Fernández -  (Segunda Parte)

Por Fernando Bogado
 
E- Ya yendo más a tu carrera en el mercado nacional, ¿Cómo entraste en contacto con Robin Word?

LF- Bueno, yo ya estaba trabajando en Columba cuando él vino, y bueno, me dieron un guión de él con un personaje que yo no conozco muy bien el inicio: el primer número lo hizo Lucho Olivera, Dennis Martin, que era rubio, pero yo no sabía que era rubio, no sabía que lo había hecho él el primer número, sino hubiera respetado el color de pelo, la cara, qué se yo. Era un tipo serio, y yo hice un tipo en joda, porque así lo veía yo como venía el guión, qué se yo, para mí este es un tipo, un jodón. Y se fue dando: viste que en Titanes en el ring había un personaje llamado Dennis Martin, todo bien vestido acompañado por dos secretarias. Era un jodón, un tipo mujeriego. Y bueno: estoy feliz de no haber visto el primer número porque hubiese ido en contra de mis principios. 

E- Otra de las casualidades de la vida

LF- Tenés razón, otra casualidad. Y bueno, le di mucho humor a eso, a mi me hizo muy feliz, te digo muy sinceramente que esa fue una de las mejores etapas de mi vida, como profesional, porque yo hacía las cosas con mucha alegría. Cuando a uno le quitan la alegría pueden decir que este trabajo es correcto, es bueno, está bien dibujado, la técnica es buena… Pero le falta algo. Mi trabajo tenía mucha alegría: quizás no estaba bien dibujado. Los negros los sé poner, afortunadamente. Como dijo Alberto en algún momento: “Se te corrió el telón, pone los negros donde corresponden” uno va iluminando la cosa, y así a fuerza de tablero uno va aprendiendo muchas cosas, se presentan muchos colegas que te hacen indicaciones que te parecen boludas y otras que te parecen correctas. Es eso lo que rescato de la gente: un trabajo te puede gustar o no, pero si está hecho con todo, ese todo te lo va a transmitir el tipo de algún modo. – “No me gusta del todo, pero: ¡Qué polenta que tiene!”

E- Revisando diferentes opiniones de tu trabajo, se habla de una conexión psicodélica de tu trabajo en Dennis Martin que coincide con esta alegría que vos me estás presentando como característica de esa época: digo, está. Volviendo a los guiones de Wood: ¿cómo te encontrabas con él, como trabajaban? Digo, en la misma línea que la pregunta referente a Dixon. 

LF- Él me dejaba los guiones en la editorial y yo cuando entregaba retiraba los guiones y me iba a casa a trabajar. En un momento dado nos dimos cuenta, no sé quién con quién, que él vivía dos cuadras del estudio en donde yo trabajaba. Entonces venía cada dos por tres al estudio (medio para relojera a mi actual cuñada), nos juntábamos, nos divertíamos mucho: me hablaba de lo que estaba haciendo, fue un momento muy lindo. A mi me gusta tener relación con las personas que trabajo, sobre todo si me gusta el laburo. Con Wood cada tanto nos encontramos en algún lado. Con este trabajo para Italia tengo una conexión más directa por carta porque el guionista sabe castellano. 

E- Bueno, yendo a uno de tus trabajos, en Precinto 56, vos entraste a dibujar después de José Muñoz, ¿cómo fue esa experiencia? 

LF- Mirá, yo estaba contento de hacer policial. A las revistas mucha importancia no les daba, hasta que empezaron a caer algunas revistas en mis manos. Y siempre estuvo Precinto… entre las tres primeras historias más vistas en toda Italia. Después hice otra historia de Ernesto García Seijas, que fue Kevin, con guión creo que de Robin: me encantó hacer Kevin. Es un orgullo para mí hacer eso: fueron diez capítulos, nada más, porque estaban diez guiones hechos. Me vino de arriba.

 

EL OTRO, EL MISMO

E- Yendo a la manera en que trabajas: ¿qué importancia le das a la documentación?

LF- Yo le tengo que dar la importancia que merece. Sobre todo es el guión el que marca las pautas, lo que hay que volcar: y ahí busco. Ahí busco lo que tengo, sino lo pido a un colega o sino lo bajo de internet. Yo prefiero tener el libro acá al lado: hay algunos que trabajan con la máquina al lado, pero yo prefiero el libro acá en la mano, lo veo tranquilo, no gastarme tanto la vista en la máquina. Puedo trabajar con impresiones, pero no son muy fieles que digamos. Me han mandado muchísimas impresiones de máquina, y realmente no se notan los detalles, y eso me interesa: hacen a mi lectura gráfica, mi cuento, a cómo yo le digo al lector la cosa.. Se la digo de esta manera. Y sobre todo si es una historia de época. En algún momento metí un perro, pero bueno. Creo que un mix de la fantasía y la realidad, en dosis más o menos sabias que no siempre se le da, hacen que al lector le gusten los trabajos. 

E- ¿Hay algún dibujante actual tanto del mercado nacional como del internacional que te interese?

LF- Me encanta Alex Ross, es un muy buen ilustrador que haciendo historietas es muy digno de verse. En chico no sé si funciona, pero viéndolo en grande es deslumbrante. Otro que me gusta también es Risso. Es más plasticón. Nuestros, de acá, que estén trabajando acá, Mandra me parece superior a todos estos. Como yo lo conozco, es tanto más dibujante que todos ellos, se la jugó más, muchísimo más. Hace menos de una semana estuve en la casa de Szilagyi… Me llevé la sorpresa de mi vida, nunca lo había visto trabajar así. Estaba haciendo El Fantasma: extraordinario, un Fantasma extraordinario. Mira, fui por una traducción que justamente era de Chuck, y le digo: “esto está bárbaro”. 30 años hace que estamos trabajando juntos. Creo que se recibió de abogado ahora: me parece maravilloso. A mí me gusta un dibujante como Rubén Marchionne, y realmente me duele que no esté haciendo lo que más le gusta a él: está haciendo Dago. Tiene más libertad: yo no tengo tanta, los guiones son muy específicos, no te zarpés porque te levantan en peso. Y Ricardo Villagrán: aparte es un buen tipo, igual que Enrique. Zaffino: marcó en su brevísima vida una huella impresionante, yo creo que Zaffino, para mí, apuntaba a ser toda una estrella. Para mí hubiese sido el mejor historietista argentino en unos años a nivel mundial: tenía técnica, iluminaba como los dioses, tenía una fuerza brutal, sus dibujos pegan porque están hechos con las vísceras. ¿Te acordás cuando yo te decía que cuando estás haciendo algo con alegría…? Esto está hecho con otra alegría, no exento de alegría, está hecho con una furia, está volcado así, pincelazo por pincelazo. 

E- De historieta, ¿solés leer o te mantenés a un costado?

LF- No, leer no leo, miro sí, miro todo cuando tengo oportunidad de entrar a una comiquería, pero leo casi nada. Más sabiendo como trabajan los guionistas, ya sé como escriben, son buenos, viste, lo que escriben siempre va a ser una cosa de calidad; miro los gráficos, como los relata, yo conozco como marcan: me interesa como lo interpretan los dibujantes.

E- Última pregunta: hay un filósofo, Emmanuel Levinas, que propone que la Obra es la “manifestación” del tiempo sin mí, el tiempo del otro: ¿qué es lo que le querés dejar al otro en tu obra?

LF- ¡Alegría! Si, es una constante. Vos sabes que me escribieron, a veces recibo cartas -sobre todo cuando estoy haciendo algo para acá, hace 20 años que no hago nada para acá- me escribieron estudiantes de la Universidad de La Plata que estudian diseño, me escribieron: “Lito, sabés que, cuando queremos despejar nuestra mente recurrimos a cosas que hacés porque nos llevas por un camino de fantasía y de alegría”. Y eso me puso muy contento, me hizo muy feliz. Entonces para mí fue un punto de mira para no perderme. A raíz de eso te cuento: tengo un guión acá que me lo dio Zappietro hace diez días… Le empecé a contar algo que me gustaba. A los diez días me dice “che, hice algo con lo que vos me constaste”, entonces dije “lo voy a empezar a hacer despacito, agarraré una hoja, voy a hacer un cuadrito, dos, tres cuatro; en algún momento voy a hacer diez, doce páginas” y lo voy a mandar a algún lado, no sé. Tengo algo acá de Carlitos Gardel que se lo quiero dar a Fierro, nunca se publico, el uno y el tres, encima lo publicaron mal. Y eso es lo que quisiera volver a dar. De Fierro de ahora me gustan las cosas de Mandra, las cosas de Nine, la técnica de El Tomi. Había visto algo de Saenz Valente: muy buen dibujante, me impresionó mucho, me gustaría conocerlo y decírselo personalmente. Volviendo a tu pregunta: yo no sé si la alegría, sino la emoción, que es parte de la alegría, la cosa termina de determinada manera que te puede emocionar, no tiene porqué ser un golpe bajo. Trato de hacer, de llegar a eso siempre que el guión me lo permita. La emoción, la tristeza, la melancolía son las sensaciones del ser humano, lo sacan de la frialdad del pensamiento cientifista o muy estructurado. Llegar a eso… Caray, me da mucha satisfacción. 

E- Bueno, Lito, la verdad: muchas gracias. 

LF- No, gracias a vos. 

ANGEL “LITO” FERNÁNDEZ DA CLASES (AUNQUE EL DICE, MODESTAMENTE, QUE ORIENTA A SUS ALUMNOS) LOS SÁBADOS DE 11.00 A 14.00 HORAS EN SU CASA, UBICADA EN LIBERTAD 2294, ESQ. KOEHL, EL PALOMAR. PARA MÁS DATOS, MANDANOS UN MAIL Y TE PASAREMOS MÁS INFORMACIÓN.

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